Autora: Pepa Campos Romero.

La salud psíquica y física viene por sentirse con derecho a SER y con tener espacio suficiente para desarrollarse.

Cuando el niño se siente respetado por el adulto, cuando siente que es importante para el adulto, cuando siente que tiene un sitio y que ese sitio es suyo y que el adulto lo respeta en su espacio, esto le da seguridad. El niño tiene un espacio y el adulto otro, y desde ahí se puede producir el contacto. En el contacto siempre hay una relación entre dos personas y el encuentro entre estas dos personas es lo que nos hace crecer a ambos. Encuentro significa que yo me abro a ti y recibo lo que me dices, lo dejo entrar en mí y que tú te abres a mí y recibes lo que yo te digo, y lo dejas entrar en ti. Si ambos hacemos esto, de este encuentro salimos transformados, así crecemos. Pero si tengo miedo a que me hagas daño yo no me puedo abrir, y entonces no hay contacto, y si no hay contacto no hay crecimiento ni desarrollo humano.

Cuando el niño se siente respetado por el adulto, se siente con derecho a vivir, con derecho a ocupar su espacio, con derecho a expresar sus ideas, con derecho a disentir del otro, con derecho a…, y como él lo tiene porque se lo han dado, también puede dárselo al otro, respetarlo en el otro. Un ambiente en el que el niño siente que hay espacio y tiempo para que él exprese lo que está pasando y, al mismo tiempo, sentirse contenido por el adulto, es un buen espacio para un buen desarrollo personal y social.

Quiero desmenuzar lo que quiero decir cuando hablo de sentirse contenido por el adulto; esto significa que el adulto no se asusta, ni se escandaliza, ni reprime, ni censura lo que le sucede al niño, sino que lo tranquiliza, le explica y le da seguridad y lo orienta para que se deje sentir y vivir en lo que le está pasando.

El niño quiere sentir que su conducta verbal o motriz tiene efectos en el medio, de esta forma, él siente que existe, ya que los demás responden a sus demandas, aunque no respondan a sus deseos; pero por lo menos se siente escuchado y esto hace que se sienta encarnado, es la relación yo-tú que tanto trabajamos en Gestalt. Cuando yo digo: “YO”, yo me encarno, tomo posesión de mí, me habito y me responsabilizo de mí mismo, y cuando digo al otro : “TÚ”, es como si metafóricamente lo cogiera de los pies y lo bajara a la tierra; es decir, lo bajo de la cabeza al cuerpo, del pensamiento al aquí- ahora, es una llamada a la existencia, a existir y a que tome conciencia de sí mismo; porque yo estoy reconociéndolo como un “otro” distinto de mí, estoy tomando conciencia de él cuando lo llamo, y cuando lo hago desde mí, también me encarno.

Por el contrario, si el niño siente que su conducta verbal o motriz no tiene efectos en el medio, como por ejemplo si el niño tiene miedo a las avispas porque ya le han picado anteriormente y encima de su cama en el campo hay un avispero, y cada noche se acuesta sabiendo que en el techo hay un avispero, y ya ha expresado repetidas veces a su familia que le da miedo; pero pasa el tiempo y nadie hace nada. Entonces el niño empieza a funcionar en la vida como si fuera un fantasma, nadie responde a lo que él dice o hace; por tanto, de adulto se desconcertará cuando se sienta escuchado, tendrá que pasar tiempo hasta que se dé cuenta de que su conducta sí tiene efectos en el medio y mientras tanto se comportará como si su conducta no tuviera efectos en el medio, y por lo tanto, por ejemplo, se acostumbrará a repetir las cosas que dice varias veces, como para que el otro se entere y yo creo que también para enterarse él mismo de lo que dice; es como si al decirlo varias veces se fuese despertando a existir.

La fobia surge cuando el niño tiene mucho miedo ante una situación y no es contenido en su miedo, ¿y qué significa ser contenido?, ser contenido significa que hay un adulto que lo tranquiliza, que le dice: “mira, no tengas miedo, que estoy aquí contigo”, que le da la mano, lo abraza, lo acurruca, y lo envuelve con su ser. En definitiva, le da al niño lo que necesita en ese momento para tranquilizarse, para sentirse de nuevo seguro y que de esta forma pueda desarrollarse felizmente. La fobia es un temor extremo, siendo el síntoma conductor la angustia (sin que exista peligro real), y ante determinados objetos o situaciones, por lo que la conducta queda cohibida.

La persona, en la medida en que va creciendo, necesita aprender a confiar. El niño confía en sus padres y, en general, en los adultos; pero a medida que va creciendo van surgiendo conflictos entre sus deseos y los deseos de los adultos o la sociedad; y ahí el niño aprende a negar, reprimir, esconder sus deseos o a arrasar el mundo con ellos.

Una educación adecuada o favorecedora del desarrollo de la persona, sería una educación que potenciara la confianza del niño en sí mismo, en los demás y en la vida, que dejara buena constancia al niño de que él existe y tiene derecho a expresar lo que le pasa y que las demás personas también existen y también tienen derecho a expresar lo que les sucede. Y también sería buena una educación que enseñara al niño a no asustarse de sus sentimientos, que le enseñara que sus sentimientos son iguales, ni más ni menos, que los sentimientos de los demás; que lo que le pasa a él también nos pasa o nos ha pasado a todos nosotros, y también les pasará a los que vengan detrás; que todos comulgamos de lo mismo, de los mismos sentimientos, de las mismas emociones, de los mismos deseos, de los mismos pensamientos, y que en el mundo no hay cosas buenas y cosas malas; sino cosas que me hacen daño a mí y a los otros y cosas que me gustan a mí y a los otros.

Una buena educación sería la que respetara el ritmo de crecimiento de los niños, y que les enseñara el respeto hacia sí mismos y hacia los demás.

Yo creo que las palabras fundamentales en la educación de los hijos son: CONFIANZA, RESPETO, RESPONSABILIDAD, TOMA DE CONCIENCIA, VIVIR EN EL PRESENTE, DESARROLLO DE LA PACIENCIA, DESARROLLO DEL AMOR A SÍ MISMOS Y A LOS OTROS, DESARROLLO DE LA COMPASIÓN HACIA SÍ MISMOS Y HACIA LOS OTROS Y ENTREGA.

Voy a desarrollar un poquito cada una de estas grandes palabras:

CONFIANZA en el despliegue de sus potencialidades, en que él puede conseguir lo que se proponga como meta de desarrollo de sí mismo; por encima de enjuiciamientos o máximas de los demás. Confianza en que puede descubrir quién es realmente él si lo desea. Enseñarle a confiar en su propia sabiduría interior y en su propia comprensión de las cosas. Enseñarle a ir desarrollando poco a poco su testigo interior, que es alguien que no juzga, sino que da testimonio de lo que hay, y así poco a poco iremos potenciando en él la toma de conciencia de sí mismo y de los otros. Cuando se tiene una profunda confianza, esa calidad de confianza transforma sean cuales fueren las circunstancias.

RESPETO en el sentido de escucha interior, de desarrollo de su inclinación natural, de dejarse sentir y ser lo que realmente es con su tiempo y su espacio. ¿Cómo una persona aprende a valorarse, a respetarse y a quererse a sí misma? Lo aprende de los padres y de las personas que lo rodean. Bien, si esto es explícitamente manifiesto como cuando se le dice: “Qué bien has hecho esto”, “qué inteligente eres”, “qué corazón más grande tienes”, “qué bien haces las cosas”, “qué intuitivo eres”… O bien, implícitamente, es decir, no expresado directamente sino indirectamente por medio de gestos, ademanes o la atmósfera creada. Y también enseñarle que cuando sea mayor y tenga poder y lo use, debe tener profundo respeto y amor por los demás y por la totalidad de la existencia. No interferir en la vida de las otras personas con sus propias ideas intelectuales, y tampoco deje que los demás interfieran en las suyas. Si tienes poder, no manipules a los demás, úsalo creativamente.

Esta sociedad está loca, en el sentido de que sólo quiere poder económico, poder y prestigio, y se olvida del corazón de la persona y de su alma. En estos momentos la sociedad enseña al niño a conseguir logros sin tener en cuenta sus necesidades, se le enseña al niño a pasar por encima de sus necesidades, a arrollarse, metafóricamente, a violarse, a no prestar atención a su oído interno.

RESPONSABILIDAD, que no tenga miedo a decir: “yo soy el que ha hecho esto”, y aunque lo tenga, lo atraviese, porque los errores también forman parte de la vida y de los errores se extraen grandes aprendizajes. Que aprenda que todo lo que hace tiene consecuencias en el medio y que asuma qué si siembre bienestar, habrá buena cosecha, y si siembra malestar cosechará tormentas.

VIVIR EN EL PRESENTE, que significa que lo que se da en cada momento es lo que existe, y qué si se da, por algo será, y que esto que se da es lo que tiene potencia y vida y no las ideas o fantasías de lo que yo quiero y no hay. Como dice el cuento sufí de la devoción: “Recuerda las limitaciones de los seres humanos y recuerda tus limitaciones y cualquiera sea la clase de amor posible, ve por él. No persigas lo imposible, sino te perderás aún lo posible. Ve por lo posible, que lo posible termine, que tu ser salga realzado y entonces lo imposible también puede suceder. Te has hecho capaz de eso. Primero transita las alegrías del amor humano y las desgracias del amor humano. Y déjate madurar”.

DESARROLLO DE LA PACIENCIA, que significa qué aunque uno quiere algo inmediatamente, no todas las cosas se pueden conseguir inmediatamente, sino que tienen su proceso y tiempo de eclosión. Hay un dicho que dice: “cuando los pescadores no pueden salir a pescar, reparan sus redes”. Tenemos que enseñar a nuestros hijos a esperar, a dejar que las cosas se desarrollen en su ciclo natural.

DESARROLLO DEL AMOR A SÍ MISMO Y HACIA LOS OTROS, nosotros hemos aprendido a amarnos a través del amor que hemos recibido de las personas que hemos sentido que nos querían. Tenemos que enseñarle que cuando uno se ama a sí mismo, no hace cosas arriesgadas que puedan dañarle ni tampoco se las hace a los demás. La mayor experiencia de la vida se obtiene no por lo que haces, sino a través del amor, a través de la meditación. Fíjate si estás imitando a otro, con la imitación la semilla de la autenticidad dentro de ti permanece muerta. Con la espada del darte cuenta se cercena esa imitación de raíz, por más doloroso que resulte.

DESARROLLO DE LA COMPASIÓN HACIA SÍ MISMO Y HACIA LOS OTROS, esto significa tener paciencia con nosotros mismos y con los demás, perdonarnos cuando cometemos errores, cuando tropezamos varias veces en la misma piedra, y hacer lo mismo con los demás. Comprender que lo que vemos en los otros es aquello que nosotros mismos llevamos. Nuestros juicios son, en realidad, reflexiones sobre lo que es reprimido o rechazado dentro de nosotros.

LA ENTREGA, significa que estamos presentes en cada momento de nuestra vida y que no nos ahorramos en cada cosa que hacemos, estamos al 100%, o al porcentaje que podamos en ese momento. Significa ponernos por entero en lo que hacemos, y así crecemos y nos desarrollamos. Si quieres obtener el máximo beneficio de cualquier situación tienes que estar totalmente comprometido. Permite que cada situación de tu vida te enseñe. Uno se llena dando y no recibiendo. Da lo mejor que tú puedas y lo mejor que tú tienes, desparrama la abundancia de tu amor y de tu corazón.

Unos buenos padres deberían recordarle a su hijo:

(Extractos de los cuentos de Bhagwan Shree Rajneesh, Cuentos de distintas tradiciones).

  • Eres necesario en el mundo tal como eres, que nadie es más elevado ni más bajo en este mundo, que nadie es superior y nadie es inferior, que todo encaja en todo.
  • No puedes ser otro más que el que eres, y por lo tanto, descansa, que la existencia te necesita tal y como eres. Que eres parte de la totalidad, que perteneces a la existencia y que no permites que el apego a una parte te impida entrar en la totalidad.
  • El juicio es un estado mental rancio, la mente siempre quiere juicio, porque estar en proceso resulta siempre peligroso e incómodo. Sé valeroso y no dejes de hacer, vive el momento y quédate en el fluir de la vida.
  • Cuando tú corazón está lleno de gratitud, cualquier puerta que aparece cerrada puede ser una apertura para una bendición aún mayor.
  • Acepta la vida como es, goza sin ninguna razón.
  • Cuando sientas furia no la arrojes a otra persona ni tampoco la reprimas, es un hermoso fenómeno que puede transformarse en un sentido positivo.
  • Ya sea que estés feliz o infeliz, recuerda, esto también pasará. Esta clave te permitirá convertirte en el dueño de tus estados de ánimo en lugar de ser su víctima.
  • En cada momento tú tienes la elección de estar en el cielo o en el infierno. Si no eres consciente estás en el infierno, y cuando estás consciente estás en el cielo, depende de ti.
  • Deja de utilizar tu locura, tu negatividad, tu destructividad, contra ti mismo o contra los demás. Esto es fácil, hasta un niño puede destruir. Permítete expresar tu creatividad.
  • Tienes que estar listo para asumir la responsabilidad de la creación de tu propia tristeza, alegría, lo positivo, lo negativo, el infierno o el cielo. Cuando se entiende esta responsabilidad y se la acepta, las cosas empiezan a cambiar.
  • Es tiempo de que dejes de buscar fuera de ti aquello que te hará feliz, mira adentro.
  • La satisfacción está dentro de nosotros.
  • Un poco de lucha es imprescindible. Nos enriquecemos con las tormentas, los relámpagos, los truenos y la tristeza, como así también con la alegría y la felicidad.
  • Recuerda no acaparar tu amor o calcularlo. No seas avaro, lo perderás todo. En cambio, deja que tu amor florezca y compártelo, ofrécelo y déjalo crecer.
  • Recuerda, todo lo que hagas es un juego, juega tu parte. Si es una pelea, pelea. Permanece centrado. No hay necesidad de estar serio. ¡Sólo juega!
  • Usa tu inteligencia para buscar las cosas donde están, en vez de donde no están, aunque esté oscuro, mira adentro.
  • ¡No evadas tu responsabilidad! Mantente intensamente vivo en el trabajo que hagas y continúa haciendo todo lo humanamente posible, de todos modos, al mismo tiempo no crees tensión, permanece no frustrado, confía y permita que tu hacer se transforme en oración, sin apego por el resultado.
  • La risa es una fuerza tan transformadora que nada más es necesario. Si cambias tu tristeza por celebración, entonces también serás capaz de cambiar tu muerte por resurrección.
  • Simplemente ser común resulta un milagro. El no anhelar ser alguien resulta un milagro. El milagro único, el milagro imposible, es simplemente ser común. El anhelo de la mente es ser extraordinario. El ego ansía reconocimiento y es un milagro cuando aceptas simplemente tu nadiedad, cuando puedes ser simplemente tan común como cualquier otra persona, cuando no pides reconocimiento, cuando puedes existir como si no estuvieras existiendo: El poder nunca es espiritual.

Desde la Gestalt, nosotros proponemos el desarrollo de todas las potencialidades del ser humano; de su parte corporal, su parte emocional, su parte intelectual y su parte espiritual. La parte espiritual no ligada a una religión en concreto, sino a esa parte trascendental del hombre, a esa comunión (común-unión) entre todos.

La educación hoy en día sólo potencia, o potencia prioritariamente, la parte intelectual del ser humano, para nada enseña a la persona a aprender a escucharse, a desarrollar el oído interno que todos tenemos, a respetarnos, a cuidarnos, a respetar a los demás, a cuidarlos. No nos enseña a desarrollar nuestra intuición, que es una inteligencia más antigua que la del neo-córtex y que tiene que ver con ese saber lo que quiero, antes de que la cabeza haya hecho acto de presencia. Cuando la cabeza hace acto de presencia, muchas veces nos desviamos de nuestra intención original para, con el tiempo, descubrir que era muy sabio aquello que nos llegó primero, antes de que metiéramos la cabeza.

En Terapia Gestalt desarrollamos la autorregulación organísmica que, según Francisco Peñarrubia, es el antídoto de la neurosis y tiene que ver con la restauración de la sabiduría interna y de la buena orientación externa, con escuchar los dictados internos y saber movernos en la sociedad. Intentamos que la persona se vaya haciendo cada vez más grande, grande en el sentido de admitir su parte pequeñita, la parte no valorada socialmente, su vulnerabilidad, su debilidad, su miedo, etc. Y, paradójicamente, cuando va admitiendo todo esto, se siente más fuerte, más humana, más Ser.

Para crecer hay que sanar las heridas y para sanar las heridas primero hay que reconocer que se tienen, y cuando se reconocen se desbloquean las emociones, y cuando se desbloquean las emociones empieza a fluir lo que hay, y cuando fluye lo que hay crecemos y nos transformamos y armonizamos con lo que realmente somos y con la vida.

Vivir significa fluir, significa cambio, movimiento, transformación y lo muerto está ligado a lo estático, a lo fijo, a lo inmutable, en la muerte no hay movimiento. Tenemos que enseñar a nuestros hijos a no tener miedo al cambio y si tienen miedo, aprender a vivir con él y atravesarlo.

Aprender a ser

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