Autora: Pepa Campos Romero.

La madre es una de las facetas del ser mujer. Primero niña, le da su sexo, al mismo tiempo hija de una madre y de un padre, a veces hermana de un niño o/y de una niña. Relacionándose en distintos contextos con otras mujeres y otros hombres que van moldeando su forma de ser niña. El paso de niña a mujer lo da la menarquía y la sexualidad. Con la primera regla el útero de la niña se transforma en útero fértil capaz de contener, sostener y dar vida. El útero es un órgano flexible que contiene y preserva la vida y de alguna manera para mí es como una metáfora de lo que debería ser una madre. Una madre es una mujer que durante los nueve meses de embarazo contiene y preserva la vida de su futuro bebé y después del alumbramiento contiene, preserva y cuida a nivel corporal, emocional, intelectual y espiritual a su hijo/a en los primeros años de vida y al mismo tiempo estimula la autonomía del futuro ser humano en la medida que éste lo va necesitando. Ofreciéndole la seguridad que todo ser humano necesita para atreverse a explorar el mundo. Y esta seguridad la da el hecho de que el pequeño/a siente que su madre aprueba las incipientes incursiones en el mundo y que su madre está disponible en todo momento por si llegara el caso que él o ella pudieran necesitarla. Esto da seguridad psíquica y contención al niño/a igual que el útero lo da.

Ser madre sana implica la plenitud de ser mujer, figuradamente sería como sentirse como un manantial de abundancia, es decir, la mujer se siente con ganas de dar la abundancia que siente y tiene, lo cual implica una actitud de no pedir nada egóico de la madre al niño/a (en el sentido de asuntos no resueltos de ella); sino de darle lo que realmente va a favorecer el desarrollo adecuado y pleno de su ser.

Algunas anomalías de la maternidad sana son:

  • Insuficiente madurez de la madre, lo cual implica un estado de no plenitud. ¿Lo haré bien, lo haré mal?, ¿será suficiente lo que hago? Miedo a lo desconocido, miedo a sus capacidades:” ¿Seré una buena madre?” lo cual puede inducir en el bebé, un estado de inseguridad que no beneficiará a su adecuado desarrollo.
  1. Confluencia de la madre con el bebé. Si la madre tiene carencias afectivas, va a proyectar en el bebé sus deseos, de forma que inconscientemente va a exigir a este niño/a que colme sus necesidades en lugar de estar al servicio del desarrollo del potencial del futuro hombre o mujer. Va a exigir que el niño/a satisfaga sus necesidades. Eso la lleva a meter al futuro niño/a en una cárcel constituida por las exigencias de su madre, como por ejemplo:
  • Si la madre tiene un déficit en las relaciones con sus padres y no se ha sentido colmada afectivamente o no se ha sentido cuidada adecuadamente o protegida adecuadamente, ahí hay un déficit que si no se le pone conciencia puede exigir que su hijo/a se transforme en el padre o la madre ideal de ella. Ideal porque es el que a ella le gustaría y se lo exige al niño/a consciente o inconscientemente que desempeñe este rol.
  • Si las relaciones con su pareja la dejan insatisfecha. Inconscientemente puede exigir que su hijo/a se transforme en su pareja ideal. Aprisionándolo en este rol.
  • Si la madre no tuvo el apoyo y la fuerza suficiente para hacer en su vida lo que quería y se siente frustrada en este nivel, podrá exigir a su hijo/a que cumpla los deseos, anhelos que ella no hizo cargando al niño/a con sus déficits e intentando impedir el desarrollo de su potencial original, de sus inclinaciones naturales.
  • Si la madre no eligió a la pareja que le hubiera gustado elegir, tampoco dejará a su hijo/a que elija libremente su pareja.
  • Si la madre no se sintió respetada en general en su vida y se quedó con anhelos inconclusos. Si no pone conciencia puede obligar o seducir a su hijo/a  para que actúen, elijan, piensen, etc igual que ella, impidiéndoles su libertad.

Una madre sana sería aquella que le dice a su hijo/a:

  •  Me alegro de que seas como eres.
  • Te quiero incondicionalmente, es decir te quiero porque eres lo que eres o el que eres sin tener que hacer nada en especial para que yo te quiera. Me encanta descubrir el potencial que tienes y verte desarrollándolo.
  • Te quiero en tu singularidad.
  • Te apoyo en el potencial que tienes y en tus inclinaciones naturales.
  • Estoy a tu lado y me alegro de tu desarrollo, de tus éxitos, de tus conquistas, de tu estar en la vida.
  • En los momentos bajos estoy contigo y te contengo, te consuelo, te apoyo y creo en ti, en tu potencial.
  • Cuando me necesitas estoy.
  • Cuando no me necesitas hago mi vida.
  • Me siento satisfecha de ser partícipe  de la vida que representas y te lo hago saber.
  • Me siento feliz de ver tu felicidad y te acompaño en tu tristeza si me necesitas.
  • El hecho de que existas me alegra y te lo hago saber.
  • Te enseño a ser mujer y a sentirte satisfecha de ti, si eres mujer. Te enseño lo precioso que es el misterio de la vida de la cual somos partícipes.
  • Si eres mujer, dejo espacio para que tu padre tenga un papel esencial en tu vida. Para que puedas mirarte en sus ojos y alimentarte de la admiración que él siente por ti y así aprenderás que eres una mujer valiosa y querible por los hombres y no vas a permitir en tu adultez que ninguno te falte al respeto o te maltrate.
  • Si eres hombre, te apoyo y bendigo la conexión con tu padre, te aliento a que te acerques a él y a que aprendas a ser hombre de él y con él.
  • Te hago saber que cuando abres los ojos y te veo feliz me congratulo de tu felicidad y la apoyo.
  • Cuando te veo sonreír, sonrío contigo y te acompaño.
  • Cuando te veo triste me pongo a tu lado y te apoyo y te escucho.
  • Te apoyo en tus iniciativas para que descubras por ti mismo la vida.
  • Te enseño el TAO de la vida, que es la confianza en la vida, la confianza en que todo lo que te suceda, aunque sea un tanto doloroso, feo, etc va a contribuir a tu crecimiento personal.
  • Te enseño a que disfrutes de lo que hay en el presente y no pierdas el tiempo fantaseando cosas diferentes a las que hay en el momento y que te abras a lo que pueda haber en el futuro y a que paladees la vida.
  • Etc.

El amor de una madre hacia su hijo empieza desde el mismo instante en que desea quedarse embarazada. Desde ese momento empieza a segregar oleadas de amor hacia ese deseo y esta secreción continúa cuando el embarazo se produce y durante los nueve meses de gestación. Es fascinante cuando ves por primera vez al bebé en la ecografía, cuando luego te comunican que es niño o niña. Cuando vas fantaseando: “cómo será su carita y su cuerpecito, a quien se parecerá de la familia y qué cualidades tendrá”. Cuando das a luz se produce la revolución de la pareja, las preocupaciones, las ocupaciones, los desvelos, las gratificaciones, etc.

La madre cuida a su hijo en cuatro niveles: nivel corporal, emocional, intelectual y espiritual.

  • A nivel corporal en los primeros meses de vida proporcionándole todo el confort, el cuidado, la limpieza, la hidratación, la comodidad, etc. que necesita. La alimentación se hará a demanda del bebé. Alimenta más comer poco y de forma armoniosa que comer mucho con malestar y ansiedad.

Durante su infancia le enseña a quererse, cuidarse, mimarse, respetarse, escucharse, conocerse, etc.            también en la adolescencia y en la primera juventud. Enseñándole a entender su cuerpo, ¿Qué sientes que tu cuerpo necesita ahora? Enseñándole a elegir los colores que realzan su belleza, las ropas que le sienten bien. Mostrándole como mantener su cuerpo sano. Cada una de las partes del ser humano están interrelacionadas, luego si hay armonía en una de ellas se puede transmitir a las otras.

En el bebé es importante:

  •  El baño.
  • La alimentación
  • El cuidado de los cinco sentidos: la vista (los colores, las imágenes, etc), el oído (los sonidos), el tacto, el gusto, el olfato.

En el niño/a es importante:

  • La valoración, el cuidado, la limpieza y la protección de su cuerpo.

En el adolescente es importante:

  • La valoración y el cuidado de los cambios físicos que se van produciendo, el cultivo de su belleza y apreciar las iniciativas en el nuevo look que ensayan periódicamente, que es una manera de buscar estar bien en su piel.

En la juventud es importante:

  • Respetar las tendencias naturales que van surgiendo de ellos.
  • A nivel emocional, haciéndole sentir lo valioso que es, que es un trocito de universo encarnado. Cuya vida consiste en descubrir quien es realmente y en experimentar todos los aprendizajes que le corresponden hacer. Aprender a descubrir toda la gama de emociones que corresponde al ser humano. Hacerle llegar la felicidad que le proporciona su existencia y la plenitud que le da. Mirando con buenos ojos su disfrute y su placer y compartiendo esos buenos sentimientos con él. La salud del ser humano está en buscar el placer y huir del dolor innecesario. La educación y el condicionamiento pueden cambiar esta tendencia natural. A nivel emocional el ser humano necesita sentirse querido, protegido, cobijado. El cuerpo humano es el cobijo más deseado del ser humano. Ahí hallamos contención, calor, sonidos del corazón, cariño, cuidado, etc. Ayuda al ser humano sentirse buena persona y el expresarlo y mostrárselo da apoyo y sostén para tener fuerza para vivir. Nutre sentirse valorado y apoyado en las decisiones que va tomando.
  • A nivel mental. La madre debe enseñar a su retoño a practicar la meditación, a observar el funcionamiento de la mente, a estar en contacto con su respiración y su corazón; para poder lograr estar en paz dentro de uno mismo. Si interiormente estamos en paz es más fácil encontrar  la paz en el mundo. La madre sana puede enseñar a su hijo a poner la mente a su servicio cuando la necesita para algún proyecto en concreto y dejarla en estado meditativo cuando no la necesita. El lenguaje es una adquisición exclusiva humana y social. Se adquiere en interacción social. Cada aprendizaje nuevo activa nuevas neuronas y conexiones neuronales y aumenta el potencial de aprendizaje. La madre debe potenciar la exposición de su hijo al mayor número de actividades educativas posibles y mostrar su satisfacción por la participación de sus hijos en ellas. Una buena madre enseña a su hijo/a a tener buena imagen de sí mismo/a a apoyarse en lo que hay y no en lo que no hay, como hace el constructivismo de Vigotsky y de Luria, a tener buenos sentimientos, buenos pensamientos, como decía Maslow: “si un ser humano no puede elevar la voz, pero hay otro ser humano que sí puede hacerlo, también el primero podrá hacerlo”.
  • A nivel espiritual. Una madre sana debe enseñar a su hijo cuales son los valores superiores del ser humano. El AMOR a sí mismo y a los demás, la JUSTICIA consigo mismo y con los demás, la COOPERACION consigo mismo y con los demás, la COMPASIÓN consigo mismo y con los demás, la GENEROSIDAD, la AMISTAD, el JUEGO, la FELICIDAD, la ALEGRIA, Etc. Poner en conocimiento de sus hijos los maestros espirituales y grandes seres humanos que ha trabajado por la evolución de la humanidad. Ser un ejemplo vivo de todo lo que enseña a su hijo/a.

Hay tres nacimientos en la vida de una persona:

  1.  Un nacimiento biológico, que lo da la madre biológica.
  2. Un nacimiento psicológico, que lo da el terapeuta o la terapeuta, que lo que hace es liberarte de los condicionamientos, los mecanismos neuróticos, la enfermedad adquirida, etc, que se ha producido a lo largo de la socialización y la educación. El/la terapeuta sano/a ayuda a la persona a reparar el daño producido en su vida. Es muy importante que te demuestre que está ahí para ti, que te escuche, que te ayude a tomar conciencia de tus dificultades y de tus facultades, que te apoye en tus iniciativas, siempre que estas sean buenas para ti y te ayude a ver los inconvenientes si los hay de estas iniciativas. Te confronta con tus mecanismos neuróticos y te apoya en el potencial saludable. Trabaja con tus sueños y con tus fantasías para que llegues a una mayor integración de tu ser. Y está ahí hasta que tú tienes una estructura de personalidad suficientemente sólida para sostener los golpes de la vida.
  3. Un nacimiento del ser, que es cuando una persona se pare a sí misma, ya está lo suficientemente limpia de los condicionamientos, mecanismos neuróticos y enfermedad adquirida durante la socialización y ahora es ella la que decide libremente sobre su vida. Da nacimiento a su ser que habita en el Hara y se apoya en sus dos pies. Establece un contacto íntimo con ella misma, contacto asimilable al que se produce en la meditación, es un deleite de saborearte a ti misma y ahí te conviertes en un manantial de abundancia para ti misma y para los demás que te rodean.

En los tres nacimientos el ser humano va ganando en libertad, las ideologías te encorsetan.

Una mujer se transforma en adulta sana cuando se convierte en la madre y el padre ideal de sí misma y lo hace con placer, es decir reúne los tres amores de los que habla Claudio Naranjo dentro de sí misma y con conciencia.

Cuando una mujer sana se transforma en madre, puede ayudar a su hijo/a a que se transforme en un adulto sano.

El miedo cierra, constriñe, hace que nos quedemos pequeños, pequeños en el sentido de no querer crecer; porque crecer supone un riesgo que no queremos atravesar o sentir; porque la experiencia con el dolor ha sido demasiado devastadora, puede ser tan devastadora hasta el punto de llegar a la psicosis. En la psicosis no distingo lo que es real de lo que no lo es y esto produce mucho sufrimiento; esto antes de entrar en el delirio, en el delirio yo me convierto en un peligro para mí y para los demás.

Volviendo a la metáfora del útero. Necesitamos un útero para crecer y cada vez que el útero se nos queda pequeño porque ya no tenemos espacio suficiente, necesitamos salir de él, porque lo que en un principio nos protege para el crecimiento posteriormente se transforma en una cárcel que nos aprisiona y si no podemos salir de él nos morimos física o psíquicamente.

Se podría decir que nuestro crecimiento como seres humanos se va haciendo metafóricamente de útero en útero como las muñecas Matrioska. Me explico: el feto se desarrolla en el útero materno hasta que éste se vuelve demasiado pequeño para sobrevivir allí y tiene que salir de allí o muere. Cuando nace tiene la relación con su madre o alguien que realice la función madre esta relación en sí es un útero metafórico que permite el cuidado y el crecimiento físico y psíquico del bebé. Este cuidado que le proporciona la madre o quien haga la función madre le va a permitir ir adquiriendo autonomía y seguridad en sí mismo si la madre o quien haga la función madre le permite hacer y le proporciona los medios que necesita y que son buenos para su crecimiento y le pone los límites adecuados para su preservación o para que no se haga daño.

Desde que nace hasta que llega a la adolescencia el niño y la niña necesitan fundamentalmente la relación con sus padres para su desarrollo y la relación con sus iguales es anecdótica. En la adolescencia lo que se vuelve figura es la relación con sus iguales y la relación con los padres pasa a ser el fondo.

Muchas veces los padres no aceptan esto, pasar de ser figura a ser fondo y ahí aprisionan a su hijo/a y estos tienen que luchar por salir de esta relación que los asfixia y tienen que atravesar el sentimiento de culpabilidad que le produce oponerse a sus padres. Lo enfermo es: “O tú o yo” y lo sano es: “Tú y yo”; que significa tú haces lo que tú necesitas y es bueno para tú desarrollo y yo hago lo que yo necesito y es bueno para mi desarrollo. Si yo he vivido puedo dejar vivir al otro, si yo no he vivido no puedo dejar vivir al otro. Si yo me he sometido al poder, obligaré al otro a que se someta a mi poder. Y así se va transmitiendo la cadena de sufrimiento y dolor de generación en generación si no se pone conciencia.

Cada nueva relación que voy estableciendo va siendo un nuevo útero donde me contengo y crezco hasta que se me va quedando pequeño y voy en busca de otro, otro y otro. Hasta que yo me transforme en el útero de mí misma donde me contengo y crezco hasta mi muerte.

¿Qué pasa cuando un útero se rompe demasiado pronto? Sufro, enfermo o muero.

Un maestro es una pileta de natación cuando aprendo a nadar con él todos los mares del mundo serán míos.

Cuando tú confías en una relación y la otra parte de la relación te traiciona, te quedas sin útero y si tu personalidad no está suficientemente crecida te puede provocar un desequilibrio psíquico de más o menos gravedad dependiendo de tu estructura de personalidad.

Yo me transformo en una adulta sana, cuando me convierto en maestra de mí misma, ya no dependo de nadie, me apoyo en mí misma y comparto la abundancia que tengo con los demás y recibo la abundancia de los demás con agradecimiento.

 

BIBLIOGRAFÍA

Joen Fagan e Irma Shepherd. “Teoría y Práctica de la Terapia Gestáltica”. Editorial Amorrortu.

Claudio Naranjo. “Cosas que Vengo Diciendo…”. Editorial Kiel.

Claudio Naranjo. “El Niño Divino y el Héroe”. Editorial Sirio.

Osho. “Obras Completas de Bhagwan Shree Rajneesh (Osho)”. Editorial Biblioteca del Bienestar Emocional.

Fritz Perls. “El Enfoque Gestáltico. Testimonio de Terapia”. Editorial Cuatro Vientos.

Fritz Perls. “Sueños y Existencia. Terapia Gestáltica”. Editorial Cuatro Vientos.

Fritz Perls. “Yo, Hambre y Agresión”. Editorial Fondo de Cultura Económica.

Erving y Miriam Polster. “Terapia Gestáltica”. Editorial Amorrortu.

Gary Yontef. “Proceso & Diálogo en Psicoterapia Gestáltica”. Editorial Cuatro Vientos.

 

 

 

 

 

 

SER MADRE: UNA FACETA DE SER MUJER

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