Autora: Pepa Campos

A lo largo de mi vida, los iguales han tenido una influencia muy positiva en mi desarrollo; aunque a veces haya habido momentos dentro de la relación que hayan sido difíciles, como en todas o casi todas las relaciones. Yo entiendo por mis iguales no sólo hermanos de sangre o medio hermanos o hermanos adoptivos; sino también a amigos, compañeros, pareja, etc. Relaciones en las cuales no hay jerarquía, sino igualdad y/o similitud de edad, momento vital, intereses, inquietudes, conflictos, anhelos, aficiones, etc. En definitiva, todo lo que es compartir con iguales.

Voy a hacer un recorrido por los iguales que han sido muy importantes en mi vida, desde donde recuerde hasta el momento de hoy. La primera relación significativa que recuerdo con los iguales fue cuando yo tenía aproximadamente 6 ó 7 años. Fue una niña de mi misma edad que vivía al lado de mi casa y que no iba al mismo colegio que yo. Ella era muy extrovertida y hablaba mucho y yo era muy introvertida y hablaba muy poco. Sus padres me ponían de ejemplo ante ella por mi caligrafía y mis cuadernos tan cuidados. Ella tenía una caligrafía desastrosa para ellos y no cuidaba sus trabajos.

Yo en aquellos tiempos tan falta de amor, tomaba aquellos comentarios de la familia de mi amiga como agua de mayo. En mi familia en aquellos tiempos había muchos problemas y mucho que trabajar para sobrevivir y no quedaba tiempo para elogios. Yo vivía perdida en medio de adultos (mis padres, mis abuelos, mis tíos, mis vecinos, etc) que estaban inmersos en sus propios problemas y necesidades.

Yo estaba en aquel tiempo muy abierta para recoger todo lo que me ayudara a sobrevivir. Comentarios, elogios dirigidos a otras personas, historias de otras personas, etc. Por ejemplo, en mi pueblo, mi abuelo era muy respetado. Él fue republicano y se contaba que él cogió la vara de alcalde en un momento difícil, para entregársela al que debía ser el alcalde y esto fue muy valorado por el pueblo. A su vez mi abuelo valoraba mucho a sus hijos que estaban estudiando en la universidad, cuando murieron en la guerra civil. Para él era muy importante estudiar, el estar bien formado. Hay un ejercicio que yo utilizo en Gestalt que es dejarte sentir a quién has elegido, como modelo para tu desarrollo, para elegir tu profesión, para comportarte en la vida como lo haces, etc. Esa elección se hace inconscientemente, pero si uno pone la atención en descubrirlo, lo descubre.

Así que yo tuve muy claro desde el principio de mi vida, que para recibir mi trozo de tarta de amor yo tenía que estudiar mucho y de este modo se me valoraría como a mis tíos caídos en tiempo de la guerra civil. Todo esto fue inconsciente durante mucho tiempo, hasta que se fue desvelando en el curso de mi desarrollo personal. Pero ya desde muy pequeña 9 o 10 años, yo tenía muy claro, qué para salir del agujero, en el que yo sentía que vivía, tenía que estudiar.

Para mí mi amiga fue importante por la atención y el tiempo que me daba. Ella ESTABA conmigo, y ese estar me hacía sentir que yo existía, que era alguien, que yo no era un fantasma. Me hablaba de todo con mucha naturalidad y me invitaba muchas veces a jugar y a estar en su casa. Yo no la podía invitar a ella a la mía porque la mía estaba cerrada. Mi madre trabajando y mi padre seguramente en el psiquiátrico, era bipolar. Yo vivía en aquellos tiempos entre la casa de mis abuelos y la de unos tíos que vivían cerca de mi casa.

Ahora acabo de caer en la cuenta de que esta relación, con esta amiga, destaca (FIGURA/FONDO) porque existían otras muchas relaciones en el fondo que no me daban lo que ella me daba y esto hacía que yo pudiera apreciar la calidad que esta relación tenía para mí; si no existiera el fondo, yo no podría darme cuenta y apreciar el valor de esta relación. Sin fondo no hay figura. Fondo-Figura es una polaridad. Este mundo es el mundo de las polaridades; pero no debemos olvidar que toda polaridad surge de la unidad, del vacío. En el vacío está todo y cuando empieza a manifestarse en este mundo, se manifiesta como polaridades; y debemos recordar que ambas vienen del vacío, que ambas surgen del mismo lugar.

En Gestalt hablamos muchas veces del “SER” y del “ESTAR”. Del “Ser Consciente” de que eres una persona y que tu sola presencia en este mundo ya tiene mucho peso. Tu presencia en este mundo sería fruto del amor incondicional que te tiene el Universo, La Energía de la Creación o llamémosle como cada uno quiera llamarlo y de la participación de tus padres como vehículos portadores de ti.

 El ser conscientes de esto que acabo de decir sería como el talismán que nos protege y que nos da todo el apoyo para sentirnos “dignos”, “valiosos”, “únicos”, “amados”, “protegidos” etc. Somos energía de la creación que se ha hecho carne. Y somos eso, energía de la creación. Somos tan valiosos, tan únicos, tan maravillosos como la energía de la creación.

Si todas las personas fuéramos conscientes de esto que acabo de escribir, iríamos por el mundo con mucha más seguridad, tranquilidad y autoestima y dejaríamos que la vida fluyera por nosotros y no nos preocuparíamos tanto por todo; porque todo es la obra del universo y el universo es nuestro hogar y nuestro creador. ¿Quién tiene inquietudes y preocupaciones cuando está en su hogar y con sus progenitores? Dentro de nuestro hogar nos sentimos protegidos y seguros e igual pasa con nuestros progenitores por lo general.

El “ESTAR” significa PRESENCIA en todo lo que haces, piensas, sientes y eres, y con todos tus sentidos y tu ser al servicio de la experiencia. Esto lo expresa muy bien Suzuki, el maestro zen en su poema:

Conocer la Flor

Conocer la flor, significa,
transformarte en ella, ser la flor.
Cuando yo hago esto,
La flor me habla a mí,
Y yo conozco todos sus secretos,
todas sus alegrías,
todo su sufrimiento,
esto significa toda la vida que late en ella.
No sólo eso:
Al mismo tiempo con mi conocimiento de la flor
Conozco yo todos los secretos del universo
Y dentro de eso todos los secretos de mi propio yo.

Este poema precioso de Suzuki nos da la clave para conocernos a nosotros mismos y a los demás y al conocernos a nosotros mismos y a los demás se nos abre la comprensión del comportamiento de nosotros mismos y de los otros; y si a esto le sumamos el acercarnos a todo y a todos con AMOR, RESPETO y ACEPTACION a lo que se da en cada momento y le añadimos la búsqueda de la BELLEZA que todo y todos tenemos dentro, nos da el cóctel maravilloso de la VIDA BIEN VIVIDA.

Cuando nosotros en la relación con un igual intentamos ponernos en su lugar para comprenderlo y entender por qué se comporta como lo hace. En ese mismo instante en que hacemos esto, nosotros abrimos nuestro ser a la otra persona, el foco de nuestra atención es la otra persona, es como si pudiéramos transformarnos en ella y esto es un acto de amor, de apertura que la persona recibe y le alimenta y nosotros al hacerlo estamos instalados y rebosando amor. Ambos crecemos en una relación así.

Pero para poder hacer esto, nosotros tenemos que estar plenos en nosotros mismos. ¿Y cómo conseguimos esa plenitud? La conseguimos cuando nosotros somos conscientes de nuestras carencias y nos hacemos cargo de ellas. Y no vamos por la vida exigiéndole al otro que nos dé lo que nosotros no nos damos a nosotros mismos. Cuando yo me hago cargo de mis carencias, todo lo que me den los demás es un regalo para mí; porque el otro no tiene ninguna obligación de darme nada.

 Es maravilloso cuando yo puedo considerar la sola presencia del otro como un regalo, una posibilidad de enriquecimiento, de conocimiento y de experiencia que yo no podría tener si la otra persona no existiera.

    Cuando nosotros NO JUZGAMOS NADA, sino que todo lo que ocurre lo vemos como parte del GRAN PLAN COSMICO y cada acontecimiento que sucede lo acogemos y lo aceptamos como parte del plan, se desarrolla dentro de nosotros una gran tranquilidad. Estamos en casa (El Universo) y todo lo que sucede es lo que tiene que suceder.

Me acuerdo de pequeñita 10 años aproximadamente, que cuando los adultos me preguntaban si tenía novio, que yo me hacía interiormente la reflexión:” de que yo podría amar a cualquier hombre”. Hoy tengo clarísimo que sí, que se puede amar a cualquier persona que esté abierta a ser amada y que también sepa amar o quiera aprender. Y que cada relación, con cada una de esas personas que la vida te traiga, va a ser un viaje totalmente diferente y maravilloso; donde vas a aprender infinidad de cosas diferentes que te van a enriquecer. Cada relación es un viaje a lo desconocido, para aprender.  Yo así lo he vivido.

Otra persona muy importante en mi vida fue una compañera de la carrera de Magisterio. En aquella época comprendida entre mis 16 y 19 años, yo tenía una pareja con la que yo me sentía estar en una montaña rusa, yo me dejaba elevar y hundir una y otra vez. Yo sentía que me dejaba destruir por esa persona; pero cuando trataba de buscar apoyo para salir de ahí, no lo encontraba, al contrario; personas de confianza en mi familia me decían: “así son las relaciones de pareja”, “eso es lo normal”, etc. Hasta que encontré a esta amiga que me dijo:” ni hablar, las relaciones de pareja no son así. Deja a ese hombre” y lo dejé. Encontré el apoyo externo que necesitaba para corroborar mi sentimiento interno y poder atravesar los introyectos que yo tenía en aquel momento, a saber:

  • Las relaciones de pareja son para toda la vida.
  • Si tomas un camino, tienes que seguir en él ad infinitum.
  • No te puedes equivocar. Las equivocaciones son fracasos.
  • No puedes fracasar.
  • Sólo puedes tener relaciones sexuales con tu pareja, que es única.
  • Tienes que aguantar en tu relación de pareja.
  • ¿Qué van a pensar de ti, la familia y los amigos si dejas a tu pareja?
  • Después de estar en una relación, ningún hombre va a querer tenerte como pareja.
  • Etc

 Aquí se pone de manifiesto los conceptos que tanto trabajamos en Gestalt: EL APOYO EXTERNO Y EL APOYO INTERNO, y el tema de los INTROYECTOS.

El desarrollo del ser humano va desde el apoyo externo al apoyo interno. Cuando nacemos, el bebé necesita todo de sus padres o de las personas que hagan esa función y poco a poco con la maduración del sistema nervioso y el desarrollo en general, el ser humano va adquiriendo autonomía y va desarrollando su apoyo interno desde el apoyo externo que le dan sus padres o figuras sustitutas de ellos y la sociedad en general.

Por decirlo metafóricamente, el ser humano al nacer es como ese joven arbolito que a duras penas se mantiene erguido y al cual atamos una guía consistente (apoyo externo) hasta que el arbolito va fortaleciéndose internamente (apoyo interno) y ya no necesita esa guía para mantenerse firme.

A lo largo de nuestra vida, a veces; necesitamos apoyo externo para atravesar los introyectos adquiridos durante nuestra educación y nuestra vida en general y que dificultan nuestro crecimiento, nuestra evolución, nuestra felicidad y nuestra tranquilidad y paz interior.

Otra figura muy importante en mi vida fue una compañera en mi formación gestáltica cuyo amor me dio suelo, donde pisar. Ahí sentí lo que era el AMOR INCONDICIONAL de la madre. Yo me sentía muy querida. Yo estaba protegida con su amor, su amor creaba dentro y alrededor de mí una capa gruesa, invisible, de protección que me daba una seguridad interior y exterior que me hacía muy feliz. Yo era feliz.

En esa relación crecimos ambas hasta que llegó a un punto donde había escollos que atravesar, introyectos, que no queríamos atravesar y la relación la rompimos las dos. Ambas nos llamábamos amigas del alma. En esta relación el amor que recibía era como el que me daba mi madre; pero mi madre me dio un amor con poca presencia, porque siempre estaba trabajando para sacar la familia adelante y ella un amor con presencia y disponibilidad.

En las relaciones que he vivido con mis iguales, siempre se acababan por un lado o por otro, cuando una de las partes sentía que no podía seguir creciendo al lado de mí o yo al lado de la otra persona. Me acuerdo lo dolorosa que fue para mí la despedida de un amigo que me dijo que ya no podíamos salir más. En aquella época yo me sentía muy sola y él era una fuente que me traía muchos amigos y actividades diferentes. Yo lo respeté y seguí adelante con mi vida. Sentí que no era vista por él.

Otra figura muy importante es mi relación de pareja actual. Con ella yo aplico el amor incondicional que sentí con mi amiga. Amor incondicional que se condensa en lo siguiente:

  • Te quiero tal como eres, no tienes que hacer nada en especial para que yo te quiera.
  • Cuando te miro, te miro para encontrar toda la belleza que hay en ti, en tu presencia, en tu mirada, en tu sonrisa, en tu caminar, en el perfume que desprende tu ser, en tu pelo, en tu piel, en tus manos, en la ropa que usas, en las veces que te paras y me miras y te haces presente, ahí estoy yo para recibirte y disfrutarte con todo lo que me das.
  • Sí, sé que a veces estás desconectado, que a veces no estas a mi lado, que estás perdido en tus cosas, que no me ayudas todo lo que me gustaría que me ayudaras. A veces me enfado con esto; pero cuando lo hago luego te pido disculpas y tú las aceptas. Sé que todo esto forma parte de ti en este momento y lo acepto, cuando me paro y reflexiono.
  •  Y también enfadarse forma parte de la relación y hace evolucionar; pero en todo enfado tengo siempre presente el respeto a tu singularidad y en ver que puedo aprender de lo que me enfada de ti, para usarlo en mi propio desarrollo.
  • Bendigo el hecho de que estés a mi lado, de que existas, de que quieras compartir un tiempo de vida conmigo. Lo considero un regalo grandioso.
  • Saboreo esos momentos de conexión-comunión que tanto nos nutren a ambos. Son momentos mágicos que nos unen profundamente.
  • Disfruto viendo los cambios que se van produciendo en ti. Los valoro, los comparto contigo y me nutren a mí.
  • Me encanta no ponerte límites, etiquetas y que me sorprendas con tus cambios.
  • Etc.

Otra relación muy importante en mi vida es la relación de mí conmigo misma. En estos momentos de mi vida estoy explorando la aceptación total de todo lo que pasa dentro de mí y a mí alrededor. Si dentro de mí detecto conflicto, me digo: “esto también forma parte de la vida” y esto me tranquiliza. Si estoy atascada en la realización de este artículo, me digo: “esto también tiene que suceder” y me tranquilizo. Si me duelen los huesos, me digo: “esto es la edad” y veo que puedo hacer para cuidarme más.

En estos momentos de mi vida estoy en la ACEPTACION de todo lo que sucede y en SOLTAR, no agarrarme a nada, ni a lo bueno ni a lo malo. Vivir todo lo que me trae la vida, sea lo que sea y no agarrarme a nada. Vivirlo sabiendo que va a pasar y en esa conciencia de que todo tiene un principio y un fin. ENTREGARME a saborear hasta la última gota del cáliz y en ese entregarme está contenida la ETERNIDAD; porque cuando yo estoy entregada al cien por cien no existe el tiempo, es como si el tiempo se parara y lo único que existe es ese momento y la vivencia que estoy sintiendo ahí. Otro concepto importante en este momento de mi vida es el VACIO, vaciarme de todo incluso de mí misma. No tener ninguna expectativa con nada. Creo que en el proceso de vivir vamos aprendiendo muchas cosas que nos hace falta adquirir, hasta que llega un momento en que ya lo que queremos es soltarlo todo, incluso soltarnos de la identificación con una misma y ahí SER Y ESTAR.

LA RELACIÓN CON LOS HERMANOS, LA RELACIÓN CON LOS IGUALES, MIS ESPEJOS, PRESENTES, APOYANDO Y CONFRONTANDO.

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