Autora: Pepa Campos Romero.

Para mí mi cuerpo es un templo de sabiduría, al que yo consulto si me aparece algún síntoma. Es un termómetro que me indica que está pasando dentro de mi psique. En mi caso la mayoría de los síntomas que me aparecen tienen que ver con excesos. Excesos de trabajo, de responsabilidad, de comida, de preocupaciones, de tensiones, etc.

Cuerpo y mente están en profunda conexión. Cuando me miro al espejo y me siento guapa rápidamente mi mente se alegra, se distiende y se relaja. Todo mi ser se regocija de:” este verme guapa”. Cuando tengo en la cabeza una idea negativa de mí misma, inmediatamente empiezo a sentirme mal. Empiezo a tensarme, a crisparme y puede aparecer fácilmente algún dolor o malestar en alguna parte de mi cuerpo.

¿Cómo cuidar el cuerpo donde habito? Cuidando mi mente y cuidando mi cuerpo.

¿Cómo cuido mi mente? Dejándola vacía cuando no tengo que hacer con ella ninguna actividad. ¿Cómo la dejo vacía? A mí me ayuda mucho mirar una pared blanca o imaginarme en mi mente una pared blanca. Ahí yo descanso en el blanco, me entrego al blanco, me dejo reparar por el blanco, me relajo en el blanco y me dejo sostener por el blanco.

Todo esto puede ser un primer paso para luego entregarte a la nada. ¿Qué es la nada? La nada es el lugar de donde vinimos, de donde surge toda la vida. Es  como nuestra GRAN MAMA que nos sostiene y nuestro GRAN PAPA que nos cuida. Ahí no hay nada.

Una vez en una experiencia que tuve yo con Movimiento Auténtico, me sentí fundida con el espacio, yo no era nada ni nadie, no tenía límites, era espacio con el espacio, si se puede decir que era algo. Y yo sentía que era solo conciencia y la sensación de bienestar era muy grande, si se puede decir sensación de bienestar. Era más bien felicidad. Yo no era nada, sólo conciencia y la sensación era de felicidad. Cuando le comenté esta experiencia a Claudio Naranjo me dijo: “Dónde no hay nada que cortar, ninguna espada puede cortar nada”. Esta frase me dio mucha luz acerca de todos los miedos y las preocupaciones que tenemos los seres humanos. Todos los miedos y preocupaciones son siempre por el miedo a perder, perder mis amig@s, perder mi trabajo, perder mi pareja, perder mi casa, perder mi prestigio, perder, perder, perder  y en último caso perder la vida.

Cuando no tengo miedo a perder nada, ahí puedo descansar, puedo vivir lo que hay en cada momento y ser feliz con ello. Nuestro miedo nos atenaza para no estar completamente presentes y en la plenitud de lo que somos en cada momento de nuestra vida. ¿Cómo nos liberamos de nuestro miedo? Confiando en la vida, confiando en que lo que la vida nos trae en cada momento es un regalo para nosotros, aunque a primera vista pueda parecer duro, difícil, problemático, que no podemos con ello, etc.; pero si la vida nos lo trae es porque tenemos que aprender algo con ello. Y al aceptarlo nos hemos abierto para recibirlo y ahí empiezan a cambiar las cosas. Lo que antes nos parecía tan duro ahora se hace menos duro, lo que antes resultaba muy difícil ahora se hace más llevadero y lo que antes era problemático ahora lo es menos.

Al abrirnos a recibir la vida tal como es, descansamos, descansamos en la vida. Y ahí nuestra vida se nos presenta como el Tao, se convierte en Tao; que es como decir sí a todo lo que nos va llegando. Y ese sí es como abrirnos a recibir lo que nos llega, a dejarnos influenciar y transformar por lo que vivimos y a ver cómo vamos creciendo y como nos vamos dejando modelar por la vida y nos dejamos asombrar por todo lo que acontece delante de nosotros y en nosotros como los niños que se sorprenden por todo, porque todo le resulta nuevo.

La alegría de vivir conlleva la aceptación de todo lo que va pasando a nuestro alrededor, porque todo lo que pasa a nuestro alrededor es la vida. Y la vida hay que vivirla sin juicio, probarla, degustarla sin juicio. Porque el juicio contamina lo que se nos pone por delante y no nos deja saborear lo que hay con su auténtico y genuino sabor; sino que nos pone unas gafas, que son las gafas del juicio, y que nos hace ver lo que sucede en el momento no de una forma natural; sino teñido con el color de las gafas del juicio que nos ciega, que lo contamina todo, que lo transforma todo y que lo envenena todo.

Para ser feliz en este mundo hay que huir de los juicios, huir de poner etiquetas de clasificación a todo y dejarnos impregnar, mojar, inundar por la vida y estando en este estado, paladearlo todo, degustarlo todo, sentir todo lo que pasa a nuestro alrededor y dentro de nosotros. Solo así podremos ser felices y degustar y paladear la vida.

Nuestra vida está llena de sorpresas, de oportunidades, de regalos y tenemos que estar preparad@s para recibirlos y disfrutar de ellos, para crecer con ellos, para vivir con ellos, para transformarnos con ellos. Sólo así, la vida merece vivirse y sólo así nos vamos enriqueciendo y transformando.

En nuestra vida muchas veces nos encontramos con cosas que nos asustan, nos sorprenden, nos apabullan. Y sólo abriéndonos a ellas podemos transformarnos y crecer y enriquecernos. Miremos a la vida con amor y este amor nos será devuelto mil veces más. Cantemos a la vida con todo nuestro corazón y la vida nos devolverá canciones, melodías y ritmos que nos acompañaran en todo momento.

El sufrimiento pertenece a la vida, es consustancial a ella. Recibámoslo con los brazos abiertos cuando llegue y ese sufrimiento se tornará en dicha. La dicha de saberse en sintonía con lo creado, en sintonía con todo lo que existe, en sintonía con uno mismo y en sintonía con los demás.

La vida es cambio, constante cambio. Cambio del día a la noche, de la luz a la oscuridad, de la primavera al verano y luego al otoño y  luego al invierno y vuelta a empezar y todo esto combinado con miles de factores, los cambios de temperatura, las inclemencias del tiempo, la humedad, etc.

Amando todo lo que hay, hacemos un acto de amor con nosotros mismos, porque no nos violentamos al rechazar algo de lo que ya existe y de esta manera nos acercamos al Tao de la vida y consumamos el acto de vivir, que es un regalo que se nos ha otorgado.

Disfrutar es comulgar con la vida, aceptar cada momento tal como es con toda su belleza. Cuando yo busco la belleza que hay en todo lo que existe, la encuentro y al encontrarla entro en resonancia con ella y me transformo en ella y con ella, entro en el Tao de todo lo que existe.

Yo durante mucho tiempo he buscado la belleza en todo lo que existe y aún  la busco y, este ejercicio de buscar la belleza en todo lo he enseñado a mis alumnos en mi taller de “La Plenitud” y cuando tú vas buscando la belleza en el otro, tú estás conectado con tu propia belleza y al darte cuenta de esto te conmueves. Lo que te conmueve es darte cuenta de que cuando buscas la belleza, estás conectado con el amor. El amor a ti mismo y el amor a los demás y esto es lo que te conmueve, el darte cuenta de todo el amor que hay dentro de ti, para ti y para los demás.

Lo que nos conmueve a los seres humanos es sentirnos queridos (en todas sus facetas de ser respetados, cuidados, valorados, honrados, etc.). El gran déficit que tiene el ser humano es un déficit de amor. Estamos hambrientos de amor y la saciedad de esta falta de amor está dentro de nosotros mismos.

Si no somos conscientes de estar hambrientos de amor, somos como los agujeros negros del universo que todo lo que entra dentro de ellos se desintegra. En nosotros esto se traduce en las relaciones con los demás y en las relaciones de pareja que nunca estamos satisfechos. Nos den lo que nos den siempre queremos más y esto es porque todavía no somos conscientes y no nos hemos hecho cargo de nosotros mismos.

En el momento que nosotros nos hacemos cargo de nosotros mismos y de nuestra hambruna. Es como si le ponemos fondo al agujero negro y ahí desde ese momento todo lo que recibimos se queda en nosotros y nos nutre, porque ya tenemos fondo y ese fondo es la conciencia de nuestra hambruna. Literalmente el fondo es como que nos cogemos a nosotros mismos con nuestras manos y nos hacemos cargo de nosotros mismos. Y ahí aprendemos a paladear y a disfrutar de lo que nos dan los demás y de nosotros mismos.

La conciencia es la luz que ilumina la oscuridad. La oscuridad de no saber quiénes somos, de dónde venimos y a dónde vamos. Cuando somos conscientes de quienes somos, desaparecen todos los miedos, las inseguridades, las dudas, etc. y aparece la tranquilidad, la paz, el equilibrio y la armonía.

Sólo cuando el ser humano sepa de sí mismo, quién es y cuál es la finalidad de su vida, la paz en el mundo florecerá y los humanos podremos vivir en paz y en armonía unos con otros. Ese momento todavía tardará; pero llegará.

La vida se va haciendo más compleja día a día y al mismo tiempo también más fácil. Todos los medios tecnológicos que tenemos hoy en día nos hace la vida más fácil y al mismo tiempo hay más incomunicación entre los seres humanos.

En el futuro la vida será más fácil porque sabremos mucho más de nosotros, de la vida y del universo. El universo está en constante expansión, es lo que dicen los científicos. Es de suponer que por resonancia también nuestra vida está en constante expansión, creación y cambio.

¿Cómo cuidar de nuestro cuerpo? Oyéndolo, para oírlo uno tiene que estar en silencio interior y exterior. Si hay mucho ruido exterior o interior no se puede escuchar su voz. A veces puedo escuchar que mi cuerpo me pide descanso, o me pide tranquilidad, o me pide comer menos o comer otras cosas. Si no escucho estos mensajes me enfermo, aparece algún síntoma en mi cuerpo.

Cada persona debe ir conociendo los alimentos que le sientan bien y los que le perjudican y esto a veces se comprueba por ensayo y error. Por ejemplo hay personas que cada vez que comen en exceso chocolate a los pocos días le aparecen forúnculos en determinadas zonas del cuerpo u otras que no digieren bien los productos lácteos y como consecuencia sufren de alergias y/o catarros u otras que no digieren bien el gluten, y se hinchan, etc.

Cada vez que aparece un síntoma deberíamos preguntarnos internamente:” ¿con qué puede estar relacionado éste síntoma?” Y a veces la respuesta llega fácilmente si no en el momento presente en algún otro momento posterior; porque el universo siempre tiende al equilibrio y una pregunta es un desequilibrio. Y si lo tomamos desde la Gestalt una pregunta es algo inconcluso y como sabemos todo lo inconcluso va a seguir llamando a nuestra puerta de una u otra forma hasta que se resuelva.

Yo por ejemplo que tengo artrosis. Cuando tengo dolores o rigideces en las manos o los pies o en cualquier parte del cuerpo, hago visualizaciones, como ésta que cuento a continuación: “me imagino que cada vez que doy un paso lo hago con calzado almohadillado que cede a la presión del paso y que está impregnado de una sustancia calmante, sanadora y lubricante (como el “maná” que cuenta la biblia un maná sanador) que a la presión del paso masajea el pie con esta sustancia y va disolviendo y sanando los dolores y rigideces. Y mientras hago esto también me imagino una música maravillosa que me rodea y que va entrando en cada una de mis células sanándolas y a la música le acompaña un perfume que me embriaga y me deleita. Y haciendo esto cada vez me siento más ligera, más sana, más llena de vida y más optimista.

Para los problemas de conciliar el sueño tengo diferentes fantasías una de las cuales es la siguiente: “Ya en la cama con los ojos cerrados y lo más cómod@ y relajad@ que puedas vas a tener un encuentro con el “hada del sueño”. El hada del sueño es una mujer bellísima vestida de blanco que te coge en su regazo como un bebé y te arrulla, te acurruca suavemente y te tararea una suave melodía, un suave susurro que te va sumiendo en un profundo sueño reparador, nutritivo, calmante, embriagador y liberador. Y al mismo tiempo ella desprende un aroma de azahar dulce que te envuelve como el arrullo de los pájaros en un atardecer”.

A veces en reuniones familiares o de amigos de pronto nos damos cuenta que estamos con dolor de cabeza y si ponemos conciencia podemos constatar  que hay demasiados estímulos que reclaman nuestra atención y de esta forma, nuestro cerebro se ha sobrecargado sin darnos cuenta por un exceso de estimulación, atención y ruido y ha aparecido el dolor de cabeza. Si el dolor de cabeza no está muy instalado puede ayudarnos hacer una visualización de imaginarnos como por todos los orificios que tenemos en la cabeza sale ese exceso de energía; es decir, por los ojos, los oídos,  la nariz, la boca, la coronilla y por todos los poros de la cabeza y del cuerpo. Imaginamos que el fluido estancado empieza a fluir y desaparece el dolor de cabeza.

También a veces, los grandes almacenes producen dolor de cabeza por el exceso de estimulación que recibimos tanto visuales, como auditivas, como olfativas, como de movimiento, etc.

Todos tenemos una gran información sobre hábitos saludables para cuidar el cuerpo, pautas para la alimentación, informaciones suficientes para hacer ejercicios físicos, conocimientos de técnicas de masajes diversos, prácticas de técnicas orientales muy diversas, etc.

Nuestra tarea consiste en poner en práctica todo lo que sabemos y comprobar lo que es más adecuado para nosotros. Cuesta mucho trabajo cambiar los viejos hábitos, y a veces tiene que aparecer un síntoma una y otra vez hasta que su presencia en nosotros es más molesta que el esfuerzo que tenemos que hacer para cambiar viejos hábitos. En este sentido, la enfermedad es un gran maestro que va moldeando nuestro ser para encaminarlo en la dirección que nuestro ser necesita.

Una y otra vez tropezamos en la misma piedra; es decir, caemos en los viejos hábitos. Pero cada pequeño avance es una victoria y aunque recaigamos una y otra vez, los avances que hayamos conseguidos son victorias que ya conocen como es el transitar del camino. Han abierto un camino dentro de la selva de nuestros viejos hábitos y aunque recaigamos el camino ya está abierto para volver a retomarlo y desde él seguir hacia adelante.

Las adicciones por ejemplo se pueden ir superando desde las ventajas de no tenerlas o desde los inconvenientes de tenerla o combinando  los dos caminos. Como ya comenté más arriba, a veces los inconvenientes de una adicción nos molestan tanto, que esto se convierte en la fuerza que nos ayuda al cambio o las ventajas que tiene dejar una adicción nos nutre tanto y nos da tanto bienestar que esto se convierte en acicate para abandonar la adición o ambas cosas a la vez.

Yo ahora mismo cuando escribo este artículo y me dejo sentir mi cuerpo siento: Mi boca húmeda agradablemente, mi cabeza vacía ligeramente almohadillada, blandita. Mi vientre mullidito y cómodo. Todo mi cuerpo apoyado en el sofá, calentito y confortable. Una música relajante me envuelve, me susurra y me acaricia y en este ambiente estoy escribiendo parte del artículo. En la escucha de mi cuerpo y en la búsqueda de mi bienestar y desde aquí te invito a ti que lees esto a que hagas lo mismo contigo.

En este momento ponte en contacto con tu cuerpo, toma conciencia de tus sensaciones internas, sumérgete en ellas y paladéalas y ahí siéntete parte de toda la creación, sostenido y cuidado por toda la creación. Y desde ahí descansa de todo lo que tengas que descansar y disfruta de esta conexión con todo lo creado. Regocíjate de sentirte una parte de este gran puzle que es el puzle de la creación y déjate llevar por el fluido de la vida. Déjate vivir por la vida, que la vida te viva a ti.

 

BIBLIOGRAFIA

  • De la medicación a la meditación. Osho. (1998) Editorial Planeta de Agostini.
  • La voz del síntoma. Adriana Schnake. Editorial Cuatro Vientos.
  • Los diálogos del cuerpo. Adriana Schnake. (1995) Editorial Cuatro Vientos.
  • La enfermedad como camino. Thorwald D. y Rüdiger Dahlke. (1990) Editorial Plaza y Janés.
  • Lenguaje enfermedad y pensamiento. Francisco Huneeus. (1991) Editorial Cuatro Vientos.
  • Edgar Cayce-Sus curaciones naturales. Harold J. Reilly y Ruth Hagy Brod. (1995) Editorial Martínez Roca.
  • El Universo de Edgar Cayce. Dorotheekoechlin de Bizemont. (1993) Índigo Ediciones.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

MI CUERPO: “EL LUGAR DONDE HABITO”

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